Gotas
La lluvia se alza, no
protesta,
no calla la irreverencia
de sus aguas,
es tan feroz como la de
nuestros cuerpos,
que se hunden en nuestra
soledad,
la soledad de nuestras
respiraciones.
La cama gruñe, acompaña,
teje la miseria externa,
esa que nuestra desnudez
olvidan,
para no poder callar más
los besos que tras hoy,
en mucho tiempo no daré
más.
Tu aliento roza mi cuello,
mis manos mi espalda
desnuda,
los rayos acallan mis
ojos,
esos que te miran de
inusitada ternura,
esa que no daré a nadie
más.
Las gotas sobre nuestro
tejado cae,
pero nuestro lecho suspira
pasión,
pasiones ahogadas en otras
almohadas,
se olvidan bajo nuestras
sábanas,
esas que callarán de
nuevo tus secretos.
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