lunes, 1 de octubre de 2012

Al otro lado del Danubio


Al otro lado del Danubio.

La pluma en el tintero,
el papel blanco sobre la mesa
mis dedos agarrotados,
la cabeza tiesa.

La pluma en el tintero,
agarrada con un te quiero.
Desangra la pluma su tinta,
que mancharán el papel blanco.

Con la pluma azul intento,
aunque sea serena o alocadamente,
escribir “te echo de menos”
escribir “las mañanas son un infierno”

Escribir con la pluma,
esa de tinta azul cogida,
que mi vida la mide un gasómetro,
y las caricias, las distancias.

Sueño que con la pluma,
que ya se está secando,
caen lágrimas sobre el papel mojado
por la tinta azul y por mi corazón blando.

La pluma ya se impacienta,
y yo sin tocar el papel blanco,
se pierden los sueños, dulces,
acariciando nuestras miradas.

La pluma es sabia,
sabe que sólo nuestros ojos
se han tocado, no nuestras manos,
pero mi deseo no se ha apagado.

Los primeros trazos dibujo,
la pluma ya se ha cansado,
Estimada amiga, yo sigo aquí,
las luces y mis te quiero no se han ido”

La tinta azul está muriendo,
la pluma grita su último aliento,
mientras un posdata cierra la carta,
llena de añoranzas y te quieros perdidos.


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