lunes, 5 de noviembre de 2012

Vespertinos cantos


Vespertinos cantos

Me temo que un día,
pérfido como la luna,
tétrico como el viento,
marches a buscar la vida.

Vida que aún no ha muerto,
entre tormentos provechosos,
en luminosas calles oscuras
por las cuales callo mis gritos.

Desgarrados que se oirán sobre
lápidas sinuosas derramadas
en algún cementerio eterno,
olvidado por el ovíparo tiempo.

Tiempo que se ha marchado
entre las sábanas marchitas,
donde juntos hemos grabado,
pequeños gemidos, amores sosegados.

Si gritarte sirviera de algo,
si arrojarme bajo la lluvia vespertina
curase el silencio de tus ojos,
quemaría entonces mi alma.

No querría, pues, salir y
recibirte con mis brazos,
bañados por la oscuridad
de un portal sexuado.

Las rocas de tus montañas
siguen pidiendo a gritos
que sepa por qué mañana
regresarás, sin querer, a mi cama.