R
de perdición.
Resplandecían
los rojos colores,
Los
más florecidos resplandores,
Resguardándose
de la citara y la guitarra.
Era
de noche, era estrellada,
Arrasada
por ruidosos olores.
Mientras
tanto, recolectabas a tu paso
Rojizos
frutos carmines,
Azulados
con amarillentos rastros,
Querubines
y arcángeles tu estela rodeaban.
Te
regocijas de tus cosechas,
La
canasta llena de rotos sabores
Que
destruían cada encanto viril,
Resquebrajado
en la torre de Babel,
Tu
lengua mi garganta acechaba,
Tu
babilónica lengua rasgó
Las
manos que acariciabas.
Y a
la par temporal, aquí abajo,
Borrachoso
y embriagado
Repito
lo ya repetido,
Sobre
mi conciencia
Reproches
he remitido.
Relleno
el vaso,
El
ron también es rojizo.
Sigo
siendo un lunático,
Un
lunático perdido,
Un
raído al que has querido.
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